María Soledad Llorens enseña biodanza a jóvenes y adultos, una disciplina que permite la sanación individual a partir del trabajo colectivo. En esta entrevista, conversó sobre esta actividad que cada día gana más seguidores.
- Por Florencia Taddey.
- florenciataddey@elmilenio.info
Colaboración: Camila De Santis y Valentina Solís (4to IENM). Emilio García y Mateo Capdevila (4to IMVA).
María Soledad Llorens, vecina de Villa Allende, conoció la biodanza por casualidad en 2001 cuando atravesaba un mal momento personal. Mientras estaba en la sala de profesores de la escuela donde trabajaba, encontró un papelito con una curiosa descripción: “Biodanza, la danza de la vida. No hace falta saber bailar, solo animarse”.
Con el aviso en sus manos, titubeó un poco sobre si debía participar. Hasta que recordó que quien había dejado la publicidad aquella mañana, era una de sus colegas. Así que decidida, se acercó a ella y le expresó su duda:
– ¿Podés explicarme qué es la biodanza? – preguntó Soledad.
– No, porque no se explica. Es más fácil entenderla practicándola – le respondió su compañera.
“Así que finalmente me animé y fui”, recuerda. Luego de esa experiencia, decidió formarse en la Escuela de Biodanza cordobesa “Vida en Movimiento” para compartir su conocimiento con otras personas y difundir esta singular disciplina, labor que realiza hace seis años.
El Milenio: Para empezar, ¿qué es la biodanza?
María Soledad Llorens: Personalmente creo que es más que una disciplina, es una manera de vivir. Lo más importante es que busca, por sobre todas las cosas, el bienestar de las personas a través del encuentro humano.
EM: ¿Cómo nació esta disciplina?
MSL: Fue creada en los años ‘60 en un neuropsiquiátrico, cuando Rolando Toro Araneda, antropólogo chileno y creador de la biodanza, es convocado para humanizar la disciplina en dicha institución. Cuando entró al centro, encontró un montón de personas que no tenían nada, estaban despojados de comodidades y de vínculos.
Entonces, para darse a conocer, organizó una fiesta. Cuando puso la música se dio cuenta que no había diferencias, que bailando todos eran iguales, tanto los médicos y las enfermeras como los pacientes. Así descubrió que la música tiene una fuerza muy grande en las emociones de las personas, empezó a investigar sus efectos y desarrolló este sistema, que ahora está en todo el mundo.
EM: ¿Por qué el nombre “biodanza”?
MSL: Porque la biodanza se concibe como una manera natural de movernos como seres humanos, una expresión anterior a la palabra. El fundador decía que todos aprendemos a danzar antes que a hablar. Por lo tanto, la biodanza no es una técnica que requiera conocimientos previos, sino que tiene que ver con el movimiento emocional de cada persona.
EM: ¿Es una actividad que se practica solamente de forma grupal o también puede ser individual?
MSL: Lo que te hace bien es el grupo. No existe la biodanza individual, solamente en algunas ocasiones particulares el profesor acompaña a alguien un tiempo por separado, hasta que pueda incorporarse a un grupo. Pero lo bonito de esta actividad son las personas y las relaciones entre ellas.
EM: ¿Cuál es la diferencia entre la biodanza y otras actividades, como por ejemplo el yoga?
MSL: La primera diferencia es que esta disciplina es necesariamente grupal, no como el yoga que puede practicarse en privado y solo. En la biodanza ocurre un proceso que es personal y a la vez grupal, en donde el profesor propone un movimiento y cada persona, de acuerdo a su momento de vida, lo realiza a su manera, sin correcciones. Es una disciplina que no es terapia, pero es terapéutica.
Además, esta actividad trabaja dos ejes: activa nuestro sistema simpático, que es el sistema que nos conecta con la vitalidad y las ganas de hacer cosas, y a la vez con el sistema colinérgico, que es el del descanso y la relajación. Cuando tenemos equilibrados estos dos sistemas, estamos sanos, por lo que la biodanza busca el balance entre estos dos polos.
EM: ¿La biodanza requiere de música especial?
MSL: La música se selecciona especialmente, no se puede elegir cualquiera ya que debe cumplir con ciertos requisitos. Principalmente debe ser orgánica y con la letra y la sintonía correcta. Tenemos un catálogo con la música disponible, pero cada profe puede buscar otras opciones.
EM: ¿Quiénes pueden realizar esta actividad? ¿Las personas con algún tipo de discapacidad también pueden practicarla?
MSL: La biodanza es para todo el mundo, pero como se trabaja con emociones, no es conveniente que los grupos reúnan a personas con mucha diferencia etaria. Es conveniente dividir los grupos en distintos niveles, por ejemplo: niños, adolescentes y adultos.
Por supuesto que una persona con discapacidad, ya sea visual, auditiva o cualquier otra, puede integrarse a una clase. La biodanza trabaja sobre la parte saludable de las personas, no se fija en lo que nos falta o no poseemos. Todos tenemos una parte saludable y desde ahí nos conectamos.
EM: ¿Qué beneficios trae la biodanza?
MSL: La biodanza nos permite conectarnos con nuestra propia esencia, lo que somos, encontrar motivación, expresarnos y aprender a vincularnos con los demás de manera más saludable. Lo primero que te pasa luego de una clase es que te sentís contento. Eso es porque activaste las endorfinas, porque te conectaste con otros o te animaste a algo diferente. Además, el movimiento activa hormonas y sustancias químicas que el cuerpo necesita.
EM: Finalmente, ¿considerás que está bien difundida en Sierras Chicas?
MSL: En el caso de esta disciplina, cada profesor tiene que difundirla solo, a través de Facebook, WhatsApp o realizando talleres. Sin embargo, la biodanza se ha hecho conocida en el mundo sin una estrategia de marketing. No sabemos por qué fue así. En mi caso, cuando empecé hice unos folletitos que iba dejando en los negocios y así fue llegando a la gente. Ahora vienen porque ya se conoce, lo recomiendan o se difunde por internet.
