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Mujeres al frente: Vivi Pozzebón, de la voz al parche

Vivi Pozzebón, cantante, compositora y una de las principales referentes de la percusión en Argentina charló con El Milenio.

Vivi Pozzebón, cantante, compositora y una de las principales referentes de la percusión en Argentina charló con El Milenio.

“Para mí siempre fue una responsabilidad ser mujer y estar en el escenario, siempre sentí que debía bregar por eso”, afirmó Vivi Pozzebón.

En la segunda noche del Festival de la Solidaridad, la presencia femenina sobre el escenario tampoco pasó desapercibida. Y sin duda, gran parte de ese mérito se lo lleva Vivi Pozzebón junto a Tamboreras Ensamble, un grupo de mujeres que levantaron a más de uno del asiento con la energía casi ritual de sus voces y sus manos.

Nacida el 16 de octubre de 1970 en Los Surgentes (Córdoba), la música marcó el rumbo de Viviana desde temprano y antes de los diez años ya estudiaba piano y cantaba en cuanto acto escolar se le cruzara.

A mediados de los 90, una convocatoria del docente y percusionista Esteban Gutiérrez la introdujo profesionalmente al universo de los tambores, al tiempo que daba sus primeros pasos en De Boca en Boca, formación vocal femenina de música étnica que tuvo gran trascendencia en Argentina y Latinoamérica, llegando incluso a colaborar con Rubén Blades en su disco Mundo, ganador del Grammy 2003 a mejor Álbum de Música del Mundo.

Hace casi diez años, «la Vivi» decidió lanzar su carrera solista y hoy ya tiene tres discos en su haber: Tamboorbeat (2009), Madre Baile (2011) y Vivir en la Tierra (2015), donde combina ritmos afrolatinos y caribeños con estilos urbanos y populares, logrando una fusión ecléctica que va de la cumbia al hip hop, pasando por el son, el reggae, la conga cubana, el candombe, el chamamé, la milonga, el festejo peruano, la chacarera y hasta el cuarteto, entre otros géneros.

Su estilo innovador y potente la ha llevado a compartir escenarios con reconocidos artistas como Mercedes Sosa, Lila Downs (México), Bomba Estéreo (Colombia), Susana Baca (Perú), Raly Barrionuevo, Minino Garay, Liliana Herrero, Los Caligaris y el dúo Vitale-Baglietto, entre otros. Además, desde el 2010 dirige, junto a su amiga y colega Liliana Zavala, el proyecto Tamboreras – Mujeres al tambor, en el cual realizan talleres itinerantes de percusión, charlas y shows en vivo, con el objetivo de formar una red de mujeres percusionistas.

El Milenio: Tenés un repertorio muy amplio y diverso, ¿te es fácil seleccionar el material para presentar en espacios acotados como el del Festival de la Solidaridad?

Viviana Pozzebón: Siempre es un poco complicado porque uno quiere meter todo lo que hace en un tiempo limitado. Con Tamboreras Ensamble estamos juntas hace dos años, empezamos haciendo temas míos y ahora queremos hacer canciones propias como banda. Para el Festival hicimos un popurrí de canciones viejas y nuevas y por suerte el público fue súper abierto y receptivo.

Pronto voy a cumplir diez años con mi proyecto solista y la verdad que siempre tuve la necesidad de volcar toda esa búsqueda personal en torno a la música folklórica afrolatina en un ensamble de percusión, con el plus de que son todas mujeres, algo que hoy me parece muy necesario porque en todos los festivales, sean de rock, tango, folklore o cualquier otro estilo, hay un mínimo cupo de mujeres, el 85% son hombres, y justamente lo que se está pidiendo a nivel nacional es más presencia femenina en el escenario.

EM: ¿Y cómo crees que se puede lograr eso?

VP: A nivel personal, yo lo conseguí a fuerza de trabajo, dedicación y pasión. Hace más de 25 años que me dedico a la música y siempre traté de dar lo mejor de mí. Pero estaría bueno que las mujeres que están empezando tengan más oportunidades y que también puedan ver a otras mujeres arriba del escenario, para que eso las motive a seguir estudiando, trabajando y empeñándose. Eso también es algo que tratamos de hacer desde el proyecto Tamboreras – Mujeres al tambor, donde tratamos de incentivar a las mujeres a sumarse a la percusión.

La música, como todo el arte en general, es un espacio al que las mujeres históricamente han contribuido, pero siempre desde un papel secundario. Siempre «la mujer de», «la hija de». La propia Frida Kahlo fue durante mucho tiempo «la mujer de Diego Rivera». Es tiempo de que la mujer tenga su propio peso.

EM: ¿Te sentís una referente de esa lucha feminista en el ámbito de la música?

VP: Supongo que sí, por lo menos dentro de Córdoba, porque he participado en muchos proyectos con mujeres, he compuesto canciones dedicadas a las mujeres, como Madre Baile. Para mí siempre fue una responsabilidad ser mujer y estar en el escenario, siempre sentí que debía bregar por eso.

Tocar los tambores es una actividad que históricamente se relacionó con los hombres. Que en la actualidad haya tantas mujeres en la percusión, transmitiendo su fuerza, su alegría y su empeño desde el escenario es fantástico y se nota en el público. Aparte el arte es movilizador, entonces que la gente se sienta atraída, se sorprenda y vuelva a su casa pensando, cuestionando, curiosa, te da la sensación de que estás impulsando algún tipo de cambio.

EM: ¿Te quedan sueños por cumplir después de más de 25 años de trayectoria?

VP: Yo siento que recién estoy empezando. Mi sueño siempre fue vivir de la música y eso lo estoy cumpliendo, pero siempre trato de mejorar, indagar más, hacer mejores arreglos, transmitir más cosas al público, etc. Siempre hay cosas que aprender y a mí me encanta explorar, investigar y conocer la música del mundo, es una fuente inagotable de enseñanzas.

Ese impulso lo sigo teniendo y lo agradezco, porque es lo que me trajo hasta acá y lo que me mueve a seguir haciendo cosas. Pero sí puedo señalar algunos hitos en mi carrera, como tocar con Rubén Blades mientras estaba en De Boca en Boca, son como tesoros que guardo en mi corazón.

EM: Sos una música bastante polifacética, ¿dónde te sentís más cómoda? ¿Cómo cantora? ¿Cómo tamborera? ¿Dónde está tu identidad?

VP: En las dos cosas creo, me parece que ninguna puede ir sin la otra. Cuando sólo canto, siento que me falta tocar, y cuando sólo toco, me falta cantar. Desde chica toqué el piano, fui a coros, tuve una banda de rock, empecé a tocar las timbaletas. La percusión vino a mí gracias a un taller convocado por Esteban Gutiérrez, gran docente y referente de la percusión cordobés. El grupo después se independizó y se llamó Combo 9 Pimienta. Eso fue allá por los años 90, al mismo tiempo que arrancaba con las De Boca en Boca.

EM: ¿Qué es lo que más te gusta o lo que más te llena del camino que has elegido?

VP: El escenario. Estar con la gente, que la gente responda, que la gente cante. Poder llegar al público con lo que uno hace, eso es lo más lindo.

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