Las actividades al aire libre y el contacto con las plantas y la tierra aumentan los años de vida.
[dropcap]U[/dropcap]na de las características de las Sierras Chicas es cada hogar cuenta con un patio, ya sea pequeño o grande, donde los amantes de la naturaleza realizan diversas actividades vinculadas a la jardinería.
Asimismo, cada vez más familias buscan tener su propia huerta donde abundan las plantas aromáticas y las hortalizas. Sin embargo, lo que hasta el momento no se conocía es que la práctica de la jardinería aumenta radicalmente los años de vida.
Según conocimientos populares y estudios científicos realizados en personas que ejercen la horticultura estiman que quienes practican esta actividad tienen una esperanza de vida de hasta 14 años más.
Las razones son simples, las actividades al aire libre y el contacto con la tierra son productores de vitaminas y minerales que fortalecen al sistema inmunológico de los seres humanos.
La exposición natural al sol genera la Vitamina D, elemento esencial del cuerpo que coproduce las barreras inmunológicas que combaten distintos tipos de cáncer y problemas del corazón. Además del sol, la tierra es otra benefactora para la vida.
Ensuciarse las manos
Generalmente se mantiene distancia de la tierra pero ésta contiene bacterias, minerales y microorganismos que pueden mejorar el sistema inmunológico. De hecho, evadir excesivamente la tierra ha sido relacionada con enfermedades auto inmunes.
→Además, tocar la tierra favorece la descarga de electrones que acumula el cuerpo por el contacto continuo con fuentes electromagnéticas, como celulares computadoras y diversas redes inalámbricas. Al estar en contacto con la tierra y las plantas el cuerpo libera esta carga extra que acumulada a lo largo del día.
Esta idea conduce al hecho comprobado de que la jardinería como actividad ayuda a liberar el estrés, a través de la disminución de los niveles de cortisol, presión sanguínea, cambios hormonales y más.
A toda esta lista de beneficios otorgados por una simple y bella actividad se le suman los productos obtenidos a través del cultivo orgánico de los vegetales utilizados a posteriori en las comidas, lo que implica más nutrientes y menos toxinas. Además el hecho de cultivar y mantener una huerta no es una tarea fácil ni sedentaria ya que requiere movimiento físico como cavar, regar plantas, fertilizar, entre otras.
