El Milenio

Noticias de Sierras Chicas

Aficionado a las letras

Carlos Cerutti es como una caja de pandora, dentro de él hay un sinfín de entramados literarios y periodísticos. Se define como un comunicador nato, ya que participa activamente de los medios regionales. Vecino de Villa Allende por adopción, en esta nota cuenta su historia.

Con las noticias al día, y el análisis periodístico actual, Carlos Cerutti se involucra fuertemente con el acontecer regional. En este momento, se dedica a la redacción de noticias que comparte con los medios de comunicación de Sierras Chicas, además de participar tres veces por semana en la radio de la ciudad de Villa Allende.

En charla con El Milenio, Cerutti relató sus comienzos, sus inspiraciones y su actualidad.

El Milenio: ¿Cómo se inició en esta carrera, que usted considera de oficio, y en paralelo que también se fue creando el escritor?

Carlos Cerutti: Esto arranca llegando casi a los 30 años de mi edad. La lectura siempre me gustó, teníamos un escritor de importancia en la familia, Domingo Martín, que era autodidacta, escribía para teatro, novelas, es decir, hacia escritura de protesta, poesía. Y él nos agarraba siempre a su hijo y a mí y nos daba charlas, pero ya a los 18 años uno se empieza a orientar con la lectura y ahí fue cuando empezamos con autores clásicos rusos como Máximo Gorki y como todos ellos, eran autores que nos iban abriendo un horizonte.

Pero ahí empieza un poquitito la historia, más que nada en la parte literaria. Y en los primeros años me fui inclinando por autores argentinos, como Ricardo Güiraldes, Manuel Gálvez, Ernesto Sábato más adelante, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, entre otros.

EM: ¿Y cómo pasa usted de esta pasión por leer a empezar a involucrarse como escritor?

CC: Me gustaba escribir, aclaro que muchas veces escribía, hacía bollos de papel y los tiraba, volvía a escribir; escuchaba mucho. La lectura me llevó al terreno. El uso de mejores términos, el diccionario de sinónimos, el siempre preguntar, ser lo más humilde posible y no avergonzarse por más que por ahí haya una carcajada; preguntar, preguntar, preguntar, e ir forjándose a través de equivocaciones, a través de escuchar al que está al frente de uno, al que tiene más experiencia. Tuve baches, también me caí, me levanté y así fue mi vida, equivocándome, aprendiendo, contando, me fui nutriendo, me fui forjando, con muchos errores, con muchas equivocaciones, siempre con humildad aprendiendo de todos.

Me considero una persona seria, nunca me gustó lo chabacano ni el humor de ese tipo y siempre fui buscando un distanciamiento, relacionándome con todo aquello que alimentaba a mi aspecto cultural y espiritual.

EM: ¿Cómo es su vínculo con el periodismo deportivo?

CC: A mí me gustaba de chico ver fútbol, iba a ver a River, mi padre fue un dirigente de segunda línea, así que fui a ver la famosa “maquinita”, año ‘48- ‘49.

Me gustó siempre todo el deporte que fuera sano, que fuera estilístico, inclusive el boxeo también, me gustaba el básquet, el boxeo limpio, así tipo Nicolino Locche, con mucha técnica. Y después tratar de dejar siempre pautas, para los chicos que van viniendo, que van llegando, por eso me incline al periodismo. Pero lo hice porque primeramente lance un libro que se llamó “Misceláneas del fútbol”.

El hombre dentro del deporte, la caballerosidad dentro del mismo, y mis libros se han centrado mucho en lo que son anécdotas, ricas historias, estadísticas, charlas con grandes profesionales y futbolistas, y digamos que uno fue limpiando, lo que era periodismo basura y lo que le podía interesar al público, y después me descubren de FM Palermo en Buenos Aires y me llevan.

Me gusta mucho el rugby, y también el hockey femenino, ver a las leonas.

→»La lectura me llevó al terreno. El uso de mejores términos, el diccionario de sinónimos, el siempre preguntar, ser lo más humilde posible y no avergonzarse por más que por ahí haya una carcajada; preguntar, preguntar, preguntar, e ir forjándose a través de equivocaciones, a través de escuchar al que está al frente de uno, al que tiene más experiencia».

EM: ¿Cómo es tu experiencia actualmente en radio?

CC: Después de pasar por otros medios, estuve también en Río Ceballos, en un programa que se llamaba “Señal de desajustes”; hacíamos deportes, espectáculos, chimentos, farándula. A mí me tocaba hacer deporte, en la radio de Rodríguez.

Después, estuve en una radio de Saldán, en la radio “Cerro Pan de Azúcar”, en la radio Cooperativa de Parque Patricios, y ya hace dos años me encuentro en la 98.1 que es “la radio de la villa”.

Estamos con Mario Ordoñez, que es el director y dueño, y ahí salgo tres veces por semana y hablamos de todos los deportes universales, exceptuando el béisbol porque realmente no lo interpreto muy bien. Hablamos mucho de lo que es el automovilismo, formula 1, TC 2000, rally, del hockey femenino, el tenis, el básquet, la NBA, y por supuesto el fútbol.

→»Me considero una persona seria, nunca me gustó lo chabacano ni el humor de ese tipo y siempre fui buscando un distanciamiento, relacionándome con todo aquello que alimentaba a mi aspecto cultural y espiritual».

EM: Quisiéramos que nos cuente su carrera literaria.

CC: Son 11 escritos y de los cuales hay cuatro que son dos antología, y después otros dos que compartí con otros colegas y con los cuales hemos ganado concursos, uno de la Caja de Jubilación de Córdoba y el otro de la revista “Plena”, y otros siete que son personales míos.

El primero de todos fue “Misceláneas del fútbol”, después “Conversando sobre el fútbol”, también con  entrevistas, anécdotas, revistas del deporte que desfilaron en la historia, los grandes periodistas y siempre también apuntando a los chicos jóvenes, a las divisiones inferiores, que es a lo que debemos cuidar siempre.

Luego vino “Cuaderno de bitácora”, que ahí fue una reproducción, una junta de distintos temas lanzados en una revista, muchas cosas culturales.

Más adelante, “Desandando caminos”, que era narrativa y de poesía; “Tardes de otoño”, también de poesía; “Piedra pintada, Villa Dolores, un viaje a través de la nostalgia”, una historia, una recaudación de toda la vida de este lugar, sobre todo cuando empecé a ir yo que tenía 8 años, nuestra infancia, nuestros juegos, la música. La Municipalidad de Villa Dolores lo declaró de interés municipal.

Y por último, este libro que hemos largado “Silencio sin novedades”, que me dicen que es un poco triste, pero es el adiós a la vida, de las cosas que fuimos perdiendo; es un poco reconocer que hemos llegado a una instancia de la vida que ya somos grandes y que tenemos que estar preparados para la partida y recordamos cosas y momentos lindos que yo no voy a olvidar: el primer amor, el casamiento con Sari, la venida al mundo de nuestras hijas, nuestras diversiones, salidas, los bailes, eso fue algo muy lindo.

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