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Manuel Poma: “Para mí la exigencia no es un peso sino una disciplina”

Con la mira puesta en superar sus marcas todos los días, Manuel Poma se convirtió en uno de los nadadores con más jerarquía del circuito acuático argentino.

Con la mira puesta en superar sus marcas todos los días, Manuel Poma se convirtió en uno de los nadadores con más jerarquía del circuito acuático argentino. Ya retirado de la competencia y embarcado en nuevos objetivos, dialogó con El Milenio, en retrospectiva a su intensa carrera.


Por Ignacio Parisi | ignacioparisi@elmilenio.info

Colaboradores: Jeremías Carra y Luciano Ibarra. 4°B IMVA.

Milagros Ferreyra y Sofía Giarratana. 4°B IENM


[dropcap]P[/dropcap]ocos deportes ofrecen un abanico tan variado de beneficios como la natación. La tonificación y el desarrollo de masa muscular con nulo impacto en las articulaciones, el trabajo constante de la capacidad pulmonar, y un fantástico método de rehabilitación post lesiones, son algunas de las incontables mejoras que genera este deporte.

Para Manuel Poma Mores, la natación es mucho más. El atleta de Mendiolaza encontró en esta disciplina no sólo un cable a tierra sino también un espacio para crecer. “Hacía fútbol en una escuelita de Mendiolaza, iba tres veces por semana y empecé a los ocho años, pero la verdad es que me decidí por ser nadador. Me gustaba mucho competir. El fútbol me encanta, y siempre lo voy a disfrutar, pero la natación tiene algo distinto para mí. “Me atrapó”, asegura Manuel.

Poma se destacó como pocos, y logró integrar la Selección Argentina de Natación, alcanzando un podio en competencias sudamericanas, y coronándose campeón argentino en reiteradas oportunidades. Sin embargo, destaca: “Yo nunca me enfoqué en pensar qué logro deportivo sería más importante. Siempre me interesó la formación que me brindaron las competencias y la natación. Lo interesante es la manera en la que te educa y te marca como persona”.

Actualmente se encuentra cursando el tercer año de la carrera de psicología, depositando sus energías en objetivos académicos, y despuntando su vínculo con el deporte, en una disciplina completamente diferente: el MMA (Artes marciales mixtas). Aun así, no se olvida de su amor por la natación, y se encarga de formar a niños y adultos en la materia.

Especialista en los 200 metros combinados, Manuel Poma compitió a la par de los mejores nadadores del continente. EL MILENIO.

El Milenio: ¿En qué estilo de nado te destacaste más?

Manuel Poma: No tuve un estilo preferido, eso fue variando con los años, al principio fui muy bueno en pecho, luego en espalda, y ya en mis últimos años el crol era mi especialidad. Fui campeón en 200 metros combinados, en los cuales se intercalan mariposa, pecho, espalda y crol. Esa es una carrera de potencia y siempre me sentí cómodo en ese formato de competencia.

EM: Esa mutación en los estilos en los que te destacabas, ¿con qué tiene que ver?

MP: Pienso que quizás tiene que ver con una predisposición para determinado estilo en cada etapa de tu carrera, pero también existen ciertas diferencias precisas. Para algunos estilos necesitás más fuerza, mientras que en otros, la clave está en la elasticidad por ejemplo. Hay muchos factores, pero lo más determinante es el tipo de entrenamiento que realizás y cómo te vas desarrollando a partir de él.

EM: ¿Te propusiste en algún momento ser profesional?

MP: No, no me lo propuse. Se fue dando a medida que pasaban las etapas, lo fui asumiendo de a poco. Me empezó a ir bien y también tuve el apoyo de mis padres, mi profesor y un equipo con el que entrenaba siempre.

EM: ¿Contaste con algún soporte por parte del municipio?

MP: Sí, Mendiolaza me ayudó durante muchos años, me brindaron indumentaria y me bancaron viajes, incluso para una competencia internacional en Brasil.

EM: ¿El nivel de exigencia tuvo que ver con tu deserción?

MP: Sí, tuvo que ver en gran parte el nivel de exigencia, porque fueron varios años levantándome muy temprano para entrenar a la mañana y luego a la tarde, sumado al gimnasio al medio día. Estaba en un nivel profesional, de hecho mis últimos tres años de secundario los hice en un colegio en el que me permitían cursar sólo dos horas. Todo esto me consumía casi todo el día, y de a poco fui entrando en una meseta, y sintiendo que me iba a costar mucho superar mis propias marcas. Eso me fue cansando de a poco, hasta que empecé a entrenar solo una vez por día, al punto que terminé dejando la competencia. Aun así no tengo deudas con la natación, lo disfruté y me fue muy bien.

«Yo había llegado a un punto en el que sentía que ya no me iba a superar». EL MILENIO.

NM: ¿Cómo funciona la cabeza en el deporte? ¿Te ayudó en otros aspectos de tu vida?

MP: Yo pienso que soy del modo que soy por el entrenamiento en natación. Creo que me ha influenciado muchísimo, y para mí la exigencia no es un peso sino una disciplina. La natación era así, mi vida era así y yo tenía compañeros que no lo podían entender. Sin embargo, para mí era lo más normal del mundo levantarme a las 4 de la mañana para perfeccionarme, es un hábito y lo hice con pasión.

NM: ¿Creés que podrías haber llegado más lejos en la natación?

MP: No, no creo que hubiese podido llegar a más. Ese fue otro de los factores que me hizo abandonar la competencia. Yo había llegado a un punto en el que sentía que ya no me iba a superar. Quizás se necesitan algunas cosas que no comparto para avanzar desde ahí. Me refiero a consumir alguna sustancia que te ayude a mejorar el rendimiento. Yo siempre jugué limpio y ya había llegado a mi techo, a mi límite.

EM: ¿Pudiste canalizar las energías que ponías en la natación en la carrera que elegiste seguir en la facultad?

MP: Sí. Yo estudio psicología en gran parte por lo que me tocó vivir a mí. Pienso que es interesante ayudar a la gente a superar sus límites, entender que los objetivos son alcanzables si uno se lo propone y plantea una estrategia, un método. Creo más allá de mi carrera que es positivo dejar un mensaje, sobre todo para los chicos que están en la escuela, y es que el deporte también es un lugar de formación.

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