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“El único secreto es el sacrificio, la disciplina, y la constancia”

Más de dos mil años de historia nos separan de los orígenes del jiu-jitsu, por muchos considerada la madre de las artes marciales. En esta ocasión El Milenio conversó con Leandro López, sensei del López Dojo de Villa Allende, buscando comprender a fondo una de las disciplinas de defensa y combate más complejas.
  • Colaboración: Victoria Ricca. 4°A IENM; Octavio Menzi y Juan Cruz Cestac. 4°B IMVA

La historia, las tradiciones, y el inmenso legado cultural de oriente llegaron hace tiempo a nuestras tierras para mostrarnos algunos de los sistemas de pelea más sofisticados que se hayan inventado. Entre ellos se encuentra el jiu-jitsu, y sus diversas técnicas que incluyen tomas, lanzamientos, agarres, derribos y golpes tan eficaces como peligrosos.

Leandro López, con apenas 26 años, es un vasto conocedor de los sistemas de combate orientales. Comenzó la práctica cuando tenía sólo ocho años, y actualmente se desempeña como profesor de karate y jiu-jitsu brasileño, en una escuela que reúne alumnos desde Salsipuedes hasta Argüello.

“Los cinturones tienen que ser una excusa para exigirse más, no un objetivo en sí mismo”, resaltó Leandro López.

El Milenio: ¿Qué diferencia hay entre el jiu-jitsu y otras artes marciales?

Leandro López: Una de las características diferenciales entre el jiu-jitsu y la mayor parte de las artes marciales tiene que ver con que buena parte de la lucha se desarrolla en el piso. Si bien se comienza de pie, el objetivo es llevar al contrincante al piso, y hacerle llaves, usando fundamentalmente la técnica.

No es necesario tener mucha fuerza, para ganar una pelea se necesita ante todo técnica, en el jiu-jitsu es lo más importante, y en eso se diferencia de otras artes marciales.

EM: ¿Este deporte plantea algún riesgo físico?

LL: Sí, todos los deportes conllevan riesgos, más al tratarse de un arte marcial cuerpo a cuerpo, pero hay que tratar de reducirlos al máximo. Nosotros hacemos hincapié en el conocimiento, como nuestra principal forma de prevenir.

EM: ¿De modo que no es más peligroso que otra arte marcial?

LL: Más peligroso no. Es relativo, por ejemplo hay escuelas en donde se han sacado estadísticas con respecto a las lesiones. Esto depende de las formas de entrenamiento de cada uno, si es competitivo los riesgos aumentan, otro factor determinante es el sobre entrenamiento y el nivel de exigencia. Entre las variables que definen los riesgos está el acondicionamiento físico también, y todo esto depende del objetivo que se plantea una persona a la hora de practicar este arte marcial.

EM: ¿Realizan encuentros con otras escuelas?

LL: Sí, porque creemos que existen formas de compartir mucho más abarcativas y enriquecedoras que la competencia. Nosotros participamos de torneos que se hacen con otras escuelas, en los cuales a veces realizamos luchas amistosas, y en otras ocasiones, simplemente, nos juntamos a desarrollar una clase, en la cual el único objetivo es compartir y aprender. Desde mi punto de vista este tipo de clases son muy buenas, porque los alumnos están mucho más relajados y dispuestos a aprender que en un torneo.

EM: ¿Cómo se dividen en los torneos, y cómo se avanza en las categorías?

LL: Eso depende de la organización de la federación y las categorías que presenten. Generalmente se dividen por cinturones. En nuestra escuela los alumnos comienzan con cinturón blanco, y luego van rindiendo exámenes de acuerdo a un programa de técnicas, evaluado por nuestro profesor Marcelo Requena. Los cinturones se ganan a medida que vas rindiendo de manera sucesiva hasta alcanzar el cinturón negro. Cada uno tiene sus tiempos, pero el cinturón negro en jiu-jitsu es un proceso que debería llevar entre 10 y 12 años de aprendizaje.

Es un camino largo en el buen sentido, y depende de cómo cada uno encara la práctica. Muchos llegan a cinturón negro y abandonan en el entrenamiento, cuando en realidad la verdadera práctica comienza ahí, no sólo en el jiu-jitsu, sino en cualquier arte marcial. Los cinturones tienen que ser una excusa para exigirse más, no un objetivo en sí mismo.

EM: ¿Practican en el entrenamiento algún tipo de simulacro de defensa personal en la vida cotidiana?

LL: Sí, en el jiu-jitsu gran parte de la práctica es defensa personal, lo cual es algo que se ha perdido en los últimos tiempos. Porque al apuntar tanto a la parte deportiva, competitiva, se ha dejado de lado la esencia del arte marcial que es la defensa personal. Para nosotros es fundamental y por lo tanto hacemos mucho hincapié en el entrenamiento.

EM: ¿El jiu-jitsu te prepara más que las otras artes marciales para el combate?

LL: Las artes marciales en general te preparan. Hoy por hoy, volviendo a los simulacros de defensa personal, se venden cursos que ofrecen aprender a defenderte en un mes, por ejemplo, y eso es imposible. Perfeccionar una técnica lleva mucho tiempo, es paulatino, y a esto se agrega el hecho de que también requiere una preparación psicológica, para afrontar una situación de la vida real con una técnica. No existe ningún secreto para aprender a defenderse más rápido, el único secreto es el sacrificio, la disciplina, y la constancia.

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