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Volver a sonreír

La parálisis facial es un riesgo del que nadie está exento. Afortunadamente, hoy existen intervenciones reparadoras que permiten atenuar las consecuencias.

La parálisis facial es un riesgo del que nadie está exento. Afortunadamente, hoy existen intervenciones reparadoras que permiten atenuar las consecuencias. La Dra. Soledad Rubio Mainardi (DRM), especialista en microcirugía y en parálisis facial del Hospital Privado e Instituto Oulton, amplía detalles de los tratamientos disponibles.


Por Florencia Giolito | florenciagiolito@elmilenio.info

Colaboradores: Marina Vargas, Valeska Cruzado y Romina Calvo de 4° B, IMVA.


«Empieza con un adormecimiento de la lengua y aturdimiento repentino con sonidos simples, para luego establecerse la alteración en la cara».

[dropcap]L[/dropcap]a parálisis facial es la falta de movilidad de los músculos de la cara por lesión del nervio facial. Los avances tecnológicos actuales en medicina y en el tratamiento de dicha patología, permiten ofrecer tratamientos a los pacientes con secuelas que antes eran irrecuperables. Hoy en Córdoba, en el Hospital Privado y en el Instituto Oulton, existen equipos multidisciplinarios, conformados por neurólogos, pediatras, kinesiólogos y cirujanos reconstructivos (DRM), enfocados a la recuperación total de esta secuelante enfermedad.

El Milenio: ¿Por qué se produce la parálisis facial?

Dra. Rubio Mainardi: La causa más frecuente es desconocida y se llama parálisis de Bell, puede ser secundaria de virosis no determinadas.

El virus herpes, por otro lado, puede manifestarse con parálisis facial, que puede o no estar vinculada a las ampollas en la cara. A su vez, hay quienes que nacen con parálisis facial, asociada o no a otras malformaciones, como el Síndrome de Moebius.

EM: ¿Cuáles serían los síntomas?

DRM: Lo más usual es la falta de movimientos de un lado de la cara, con asimetría al sonreír, elevar las cejas, cerrar los ojos y/o la boca. Puede presentarse dificultad para articular las palabras, o escurrimiento de los líquidos hacia una de las comisuras.

Empieza con un adormecimiento de la lengua y aturdimiento repentino con sonidos simples, para luego establecerse la alteración en la cara.

En los recién nacidos puede manifestarse inmovilidad en toda la cara, con ausencia total de gestos, ya que el nervio suele afectarse de ambos lados. Lo que puede complicar la alimentación por los problemas para succionar. Estos niños generalmente tienen un desarrollo intelectual normal, pero deben salir a la vida con una cara inexpresiva.

EM: ¿Qué hay que hacer una vez que ocurre?

DRM: Lo más urgente es iniciar tratamiento médico tras la visita a un neurólogo o médico clínico. Y alrededor del séptimo día debe iniciarse rehabilitación con ejercicios y agregarse electroestimulación a los 21 días. El 85% de los pacientes tienen recuperación completa a los tres meses solo con tratamiento médico y rehabilitación, el 15% restante van a quedar con secuelas.  

En los niños hay que trabajar en la succión y rehabilitación desde el primer día. Este tipo de parálisis no tiene recuperación, por lo que se les explica a los papás y se ofrecen las opciones quirúrgicas a partir de los 3 años de edad del niño.

EM: ¿Cuáles son las secuelas más habituales?

DRM: Lo más frecuente y limitante es la cara caída de uno de los lados con el ojo semiabierto y la comisura de la boca hacia abajo, también pueden generarse dificultades para alimentarse y úlceras corneales por la falta de parpadeo protector; lo que al largo plazo puede comprometer la visión.

Ciertamente, las alteraciones proclives traen aparejadas limitaciones en la capacidad laborar y social de los pacientes.

«En los niños hay que trabajar en la succión y rehabilitación desde el primer día».

EM: ¿Qué tratamientos existen para las secuelas?

DRM: Las opciones dependen del tiempo de evolución de la parálisis. Los microcirujanos somos como “Electricistas de la Cara”, los nervios transmiten la corriente hacia los músculos para que estos se contraigan. Cuando ya han pasado tres meses y no hay recuperación, significa que el nervio está lastimado y hay que reemplazarlo. Para ello, se coloca otro nervio como puente del lado sano de la cara al enfermo.

En caso de parálisis de nacimiento o cuando ha pasado mucho tiempo después de una parálisis (1-2 años), hay grandes probabilidades de que el músculo ya esté lastimado y no pueda recuperarse. Es entonces cuando el procedimiento quirúrgico consta en llevar músculo del muslo que reemplaza los músculos de la sonrisa y le devuelve los movimientos al paciente.

El equipo de kinesiólogos trabaja en la rehabilitación desde el post operatorio inmediato, con ejercios frente al espejo y electroestimulación muscular.


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