El Milenio

Noticias de Sierras Chicas

Teoría de las inteligencias múltiples (parte 1)

Hasta no hace mucho tiempo, solo se creía que las personas podían desarrollar solo un tipo de inteligencia y ésta se medía por su coeficiente intelectual.

Como-desarrollar-la-inteligencia-emocional-en-los-ninos-3

Por Elena Kuchimpós | periodico@elmilenio.info 

Hasta no hace mucho tiempo, solo se creía que las personas podíamos desarrollar solo un tipo de inteligencia y ésta se medía por su coeficiente intelectual. El interrogante estaba puesto en si era heredada nuestra inteligencia o si ya nacíamos con un CI (coeficiente intelectual) determinado.

Esto produjo en los niños, numerosas frustraciones, ya que si no estaban dentro de la media estimada, no eran reconocidos en otros aspectos que sí podían destacarse. Solo era aceptado el desarrollo cognitivo y esto ponía en desventaja a aquellos niños y adultos que no lograban superar los test de medición intelectual. De esta manera no se tenían en cuenta otras capacidades ni se brindaban oportunidades para su desarrollo.

En 1983, y de la mano del profesor Howard Gardner, surge un modelo de concepción de la mente para el que la inteligencia no es un conjunto unitario que agrupe diferentes capacidades específicas, sino como una red de conjuntos autónomos, interrelacionados al que denomina: Inteligencias Múltiples.

A partir de esta concepción, la educación tiene el desafío de potenciar las diferentes habilidades que cada niño manifiesta en el transcurso de su escolarización. Es fundamental poder brindarles las herramientas para potenciar cada una de las inteligencias que expresan en sus producciones y en su forma de aprehender el mundo que los rodea.

inteligencia-musical1

Howard Gardner defiende que, así como hay muchos tipos de problemas que resolver, también hay muchos tipos de inteligencias, que se pueden adaptar reticularmente a su solución. Por ello se han identificado ocho tipos distintos de inteligencias y en cada caso nombraré algunas características que se destacan en las personas que desarrollan cada una:

Lingüístico-verbal: es la capacidad de usar el lenguaje para expresar lo que  se encuentra en su mente y para entender a otras personas. La inteligencia lingüística tiene que ver con la capacidad verbal; es la inteligencia del orador, el comediante, el locutor o comentarista de radio.

Lógico- matemática: es la capacidad para comprender relaciones y patrones lógicos y situaciones problemáticas que incluyan agrupaciones, clasificaciones, generalizaciones, etc. Se basa en la utilización adecuada de cálculos y de diferentes razonamientos matemáticos.

Viso-espacial: este tipo de inteligencia abarca la habilidad de percibir acertadamente el mundo visual y espacial, los colores, las formas, las figuras. Las personas con este tipo de inteligencia son capaces de representar gráficamente sus ideas, están relacionados con las artes visuales, el uso de la cartografía y la arquitectura.

Musical: capacidad para percibir y expresar sonidos y formas musicales como así también de distinguir entre diferentes sonidos y tonos de una composición musical. Se destacan los músicos, compositores, lutieres.

Corpóreo-cenestésicas: es la habilidad de utilizar el cuerpo para expresar emociones o ideas. Son habilidades físicas para desarrollar al máximo la coordinación motora, el equilibrio, la flexibilidad. Son propias de los actores, bailarines, deportistas.

Interpersonal-intrapersonal: la capacidad Interpersonal se caracteriza por la capacidad de liderazgo, de interactuar armónicamente con otras personas. La intrapersonal es la capacidad de autoconocimiento y de regulación de las emociones, que nos permiten mediar entre los pensamientos y las acciones.

Naturalista: es la capacidad que nos permite relacionarnos con el mundo natural de nodo activo. Las personas que desarrollan esta inteligencia se relacionan con profesiones como la paleontología, zoólogos, meteorólogos.

Es sumamente importante poder acompañar a los niños en el desarrollo de sus capacidades brindándoles diferentes estímulos externos, este proceso debe ser activo , en donde el niño se sienta involucrado y pueda poner en acción actividades que le permitan adquirir conocimientos puestos en práctica.

Nuestro cerebro evoluciona y aprende haciendo cosas, no escuchando, por lo tanto el aprendizaje siempre debe  promover la participación y reflexión continua a través de actividades que promueven el diálogo, la colaboración, el desarrollo y construcción de conocimientos, así como habilidades y actitudes.

Descubre más desde El Milenio

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo