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Cuando la violencia no es física

Anahí es oriunda de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, pero hoy vive en Río Ceballos, lugar que la cobijó y le brindó la tranquilidad que necesitaba junto a su nueva familia.

En diálogo con El Milenio, Anahí Tanguikián cuenta el calvario que vivió cuando su ex pareja la hostigó a través pintadas agraviantes, llamadas en horarios inusuales, persecuciones con su auto, insultos e incendios intencionales.

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A Anahí le confirmaron que el juicio oral al hombre que la hostigó durante un año y medio va comenzar a principios del año que viene. Créditos: Telefe Noticias.

Por Redacción El milenio | periodico@elmilenio.info 

Fueron solo dos meses de relación con Eduardo Rodríguez, pero para Anahí Tanguikián fue una verdadera pesadilla. Se conocieron en un boliche, como muchas de las personas que hoy están felizmente en convivencia. Pero ese corto lapso de tiempo, fue suficiente para descubrir que se trataba de un hombre controlador, obsesivo y violento.

Anahí es oriunda de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, pero hoy vive en Río Ceballos, lugar que la cobijó y le brindó la tranquilidad que necesitaba junto a su nueva familia.

Su caso es paradigmático, en cuanto a la repercusión nacional que tuvo, debido a que no se trata de violencia de género por violación física sino por hostigamiento. Esto se debió a que Rodríguez, no entendió cuando ella quiso poner punto final a la relación y la persiguió psicológicamente durante más de un año y medio.

La espiaba, le mandaba la policía a la casa a través de distintas excusas. Pero las agresiones y persecuciones iban en crecimiento y una mañana llegó al trabajo y se desayunó con una pila de insultos pintados con aerosol verde en la fachada de su oficina.

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A medida que iban transcurriendo los meses, Rodríguez comenzó a cruzarla por casualidad en diferentes puntos de la Perla del atlántico, pero como esto no fue suficiente, todo comenzó a ponerse de mal en peor. Esto se reflejó cuando en el lapso de cuatro meses incendió el PH en el que ella vivía, la puerta de la casa del novio de una amiga y el auto de Francisco, su nueva pareja.

Ante los interminables hechos traumáticos que le tocó vivir a la marplatense decidió ir en busca de un abogado. Pero nada de lo anterior impidió que Eduardo Rodríguez dejara de perseguirla, lo que la llevó a encerrarse aún más y dejar de salir de su casa. Aunque decidió abandonar la ciudad de la costa atlántica e irse hacia Buenos Aires pagando el costo de estar lejos de sus hijos adolescentes.

Al regresar a Mar del Plata para visitar a sus padres, y aunque intentó esconderse, ella divisó a su ex pareja entre la multitud, en plena terminal de ómnibus. Desesperada, gritó, lo corrió y le pidió ayuda a la policía, pero le dijeron que no podían hacer mucho porque no llevaba consigo la última restricción de acercamiento que había tramitado.

Finalmente, se resguardó en la casa de su familia, donde en un acto de impotencia prendió la computadora y denunció lo que le tocó vivir durante más de un año a través de su cuenta de Facebook. En cuestión de horas, cientos de personas compartieron su historia y al día siguiente, Rodríguez fue detenido por violar una vez más una orden judicial que la impedía acercarse a Anahí.

El caso hoy

Rodríguez hoy está detenido en la unidad 44 de Mar del Plata, imputado por el delito de desobediencia a la restricción de acercamiento hacia Anahí.

El delito de desobediencia está contemplado en el artículo 239 del Código Penal y establece de quince días a un año de prisión para quien “resistiere o desobedeciere a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación legal”.

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