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El boom de los salones de fiestas

Nadie puede negar el éxito de los grandes salones a lo largo y ancho de Sierras Chicas. Se trata de un fenómeno nuevo entre Villa Allende y Ascochinga, por lo que en los últimos años la cantidad se multiplicó, empujado principalmente por el público de la capital, que es el que más los utiliza. La seguridad es un tema en cuestión.

Nadie puede negar el éxito de los grandes salones a lo largo y ancho de Sierras Chicas. Se trata de un fenómeno nuevo entre Villa Allende y Ascochinga, por lo que en los últimos años la cantidad se multiplicó, empujado principalmente por el público de la capital, que es el que más los utiliza. La seguridad es un tema en cuestión.

El crecimiento demográfico trajo a Sierras Chicas la apertura de grandes salones de fiestas, y la seguridad de los mismos es un requisito fundamental para su habilitación
El crecimiento demográfico trajo a Sierras Chicas la apertura de grandes salones de fiestas, y la seguridad de los mismos es un requisito fundamental para su habilitación

Redacción El Milenio.

Fomentando el desarrollo de la actividad turística, en conjunto con el crecimiento de las urbanizaciones pero también como un servicio, principalmente para la vecina ciudad de Córdoba, el cordón serrano se encuentra ante una gran tendencia que se da por la multiplicación de salones de fiestas y eventos.

Sin lugar a dudas, la proximidad a la capital provincial es un factor fundamental para que proliferen esta clase de emprendimientos. Por lo que el fenómeno representa una importante inyección económica y laboral para esta región, ya que para atender a los visitantes se requiere de personal de mantenimiento, además de cocineros, mozos, peluqueros, maquilladores, taxistas, seguridad y proveedores de la zona. Por ejemplo, un mozo suele ganar entre 250 y 300 pesos por noche en cada evento, según fuentes del sector.

Según un informe del diario La Voz de la Interior, existen más de cinco salones sobre la ruta E53 que ofrecen servicios para distintos eventos, lo que permitió que las localidades más importantes del corredor – que va de La Calera y Villa Allende hasta Ascochinga, pasando por Unquillo, Río Ceballos y otros puntos– registraran inversiones y propuestas, tanto en sectores urbanos como rurales.

Por ejemplo, Villa Allende tiene alrededor de una docena de espacios con capacidad para más de 300 personas. En Mendiolaza también funcionan varios y Unquillo ofrece media docena de diferentes categorías. Río Ceballos cuenta al menos con tres amplios salones de características modernas. Salsipuedes, Agua de Oro, La Granja y Ascochinga también se sumaron y adaptaron al desarrollo para este nuevo uso. En cuanto a La Calera, estas iniciativas son relativamente nuevas.

El público que los elige.

Esta tendencia va dirigida a las fiestas de casamientos y celebraciones de 15 años, además de eventos empresariales tanto para aniversarios o fin de año. Pero también, los congresos empresarios o institucionales completan la agenda.

Por otro lado, existen particularidades como la realización de fiestas de género o de comunidades religiosas que van ganando espacio y plantean nuevas y diferentes exigencias.

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Seguridad.

Sigue vigente en los argentinos, el miedo al fantasma que dejó la trágica noche del incendio del boliche Cromañón de la ciudad de Buenos Aires (2014), en el que murieron 194 personas durante un recital del grupo musical Callejeros.

Es por esto, que siempre están en el ojo de la tormenta tanto los requisitos de habilitación de los salones de fiesta, como los continuos controles en cuanto a las condiciones de seguridad de los establecimientos.

Por este motivo, El Milenio consultó a los municipios de Sierras Chicas sobre los requisitos que piden para la habilitación de boliches y salones multiusos, quienes informaron que previamente tienen que tener el certificado de habilitación de Bomberos Voluntarios, además de contar con un plan de evacuación, salidas de emergencias y matafuegos, entre otros requisitos.

También informaron que se realizan inspecciones oculares para chequear si existen vallados perimetrales de los boliches, evalúan las condiciones físicas y la presencia efectiva de personal de seguridad en determinados lugares del predio.

A su vez, es clave controlar la cantidad máxima de personas que asisten y el estado de los sanitarios acorde a la cantidad de concurrentes. Es importante que el lugar cuente con una póliza de seguro y lo que se pague por ésta, será gradual según la cantidad de personas, y según los metros cúbicos del lugar que determinará la cantidad de espectadores que pueden ingresar.

Cumplido con lo anterior, se logra acceder a una habilitación anual, pero desde las municipalidades confirmaron que los inspectores realizan controles periódicos de rutina cada vez que se abren los locales.

Sólo tres.

Las series de normas ISO relacionadas con la calidad constituyen lo que se denomina familia de normas, las que abarcan distintos aspectos relacionados con la calidad: ISO 9000: Sistemas de Gestión de Calidad; ISO 10000: Guías para implementar Sistemas de Gestión de Calidad / Reportes Técnicos; ISO 14000: Sistemas de Gestión Ambiental de las Organizaciones; e ISO 19011: Directrices para la Auditoría de los SGC y/o Ambiental.

Con respecto a los mencionados requisitos, las únicas discotecas en Argentina que certificaron con las Normas de Calidad ISO 9001 son Cerebro, Bypass y Rok3t. Estos boliches de Bariloche también cuentan con las normas OHSAS 18001 /2007 de Seguridad y Salud Ocupacional.

Experiencia no tan grata.

Valentina (18), una joven vecina de Río Ceballos, le comentó a El Milenio su experiencia en un show que organizó un salón muy reconocido de Córdoba. La cual, por momentos no fue grata, pero también atribuyó esto a la falta de información por parte de los adolescentes en materia de seguridad de eventos multitudinarios.

“En una fiesta donde tocaba ‘Rombal’ en un importante espacio de la ciudad de Córdoba, había muchísima gente, fue muy difícil permanecer tranquilos en la fila de la entrada, en primer lugar, por el amontonamiento y los empujones, no sólo entre las personas sino también por parte de las autoridades policiales; esto provocaba que las personas cayeran en las zanjas que estaban al costado”, confió la joven.

Además agregó que “en el interior, todo era más tranquilo, pero cuando se entraba al baño de damas, los empujones y amontonamiento en el mismo provocaban que muchas mujeres se sintieran casi asfixiadas y si sucedía algo más grave iba a ser complicado salir del lugar”.

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