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Los beneficios de las artes marciales

El Milenio conversó con Facundo Ochoa, un joven deportista de la ciudad de Río Ceballos, sobre los beneficios que generan las artes marciales en la salud de las personas. En este caso, el deportista venció la claustrofobia a través de la práctica del kickboxing y el M.M.A.

El Milenio conversó con Facundo Ochoa, un joven deportista de la ciudad de Río Ceballos, sobre los beneficios que generan las artes marciales en la salud de las personas. En este caso, el deportista venció la claustrofobia a través de la práctica del kickboxing y el M.M.A.

“Comencé a practicar artes marciales porque me lo recomendaron por mi salud”, le confió a El Milenio Facundo Ochoa, tras ser diagnosticado con claustrofobia.
“Comencé a practicar artes marciales porque me lo recomendaron por mi salud”, le confió a El Milenio Facundo Ochoa, tras ser diagnosticado con claustrofobia.

Por Redacción El Milenio.

El kickboxing y el M.M.A. son deportes de contacto, por lo que generan mucho miedo y rechazo entre quienes no conocen sobre estas artes marciales. Pero a medida que se fueron introduciendo como una alternativa deportiva entre los jóvenes de las Sierras Chicas, se hacen más visibles sus beneficios, los cuales son muchos y variados.

En esta línea, Facundo Ochoa, un joven de 19 años que encontró en estas disciplinas una salida a sus inseguridades, conversó con El Milenio sobre las virtudes que las artes marciales pueden lograr en quienes las practican.

“Tanto el kickboxing como el M.M.A. los comencé a practicar como algo recreativo, y con el tiempo me fui enamorando de estos deportes, me gustaban cada vez más; y ya hace dos años que estoy muy involucrado con ambos”, le explicó Ochoa a este medio.

Es por esto, que el deportista hace hincapié en que las artes marciales mejoran considerablemente los estados de ánimos. “Yo sufría de claustrofobia y no podía estar en grupos cerrados, tanto en soledad como con mucha gente, pero de a poco me fui integrando, ya que los dojos son lugares donde me siento cómodo, como para abrirme con mis pares”, agregó Ochoa.

Con respecto a lo anterior, la claustrofobia es un problema que puede traer severas consecuencias en el normal desenvolvimiento de la vida de una persona. En este sentido, el miedo al encierro afecta en todas las culturas, razas y niveles socioeconómicos.

La persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en sí mismo, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como quedarse encerrado para siempre o miedo a la asfixia por creer que no hay suficiente aire en ese lugar.

Ante esta situación complicada para Ochoa, la práctica de las artes marciales, en este caso kickboxing y M.M.A., fue un respaldo único para salir del cerco que su propia mente le estaba poniendo.

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Autoestima.

Sin lugar a dudas que uno de los grandes beneficios que brindan las artes marciales, y así lo corrobora Ochoa, es la autoestima. Hay que mencionar en primer lugar, la imagen que el niño o joven tiene de sí mismo, y segundo cómo lo ven sus pares.

En cuanto a lo primero, este deporte genera la posibilidad de que quien lo practica se proponga continuamente metas, y al cumplirlas, logre una inyección de energía y seguridad. En el caso de los más chicos, los resultados beneficiosos de esto perdurarán para toda la vida.

También, es muy común que los niños y jóvenes en edad escolar sean crueles y discriminadores con sus compañeros, ya sea por cambios físicos o simplemente por ser distintos, afectando notablemente la socialización de sus pares. Por esto mismo, las artes marciales generan seguridad en sus adeptos, principalmente al tratarse de una actividad de defensa.

Por ello, con el sólo hecho de estar practicando un deporte considerado como algo “rudo” inspirará necesariamente más respeto.

Disciplina y respeto.

Por otro lado, también se encuentran la disciplina y el respeto. Y en este sentido, las artes marciales tienen este nombre precisamente por ser relacionadas con la guerra y lo militar. Siendo así el método de enseñanza debe tener un componente de disciplina y de transmitir ciertos valores. Idealmente las artes marciales deben ser enseñadas por alguien que sepa mucho del tema, lleve un tiempo considerable entrenando, tenga capacidades pedagógicas y se gane la confianza del niño o los jóvenes. Acá el profesor se convierte en un maestro, que no sólo enseña la parte deportiva, sino que puede ser un modelo y guía a seguir.

Concentración y perseverancia.

Los movimientos de las artes marciales como el kickboxing y el M.M.A. por ejemplo un determinado golpe puede ser una tarea de mucha exigencia, y a su vez puede requerir que se repita muchas veces un determinado ejercicio, en este caso la concentración es fundamental.

Pero también para conseguir resultados a mediano y largo plazo, ya sean éstos ponerse en forma y mejorar la técnica, o más aún, cuando se quiere llegar a niveles competitivos para combatir, se requiere perseverancia, aunque se tenga condiciones y un talento natural.

Romper los barrotes.

Una de las cosas más llamativas en torno a la vida de Facundo Ochoa es que a pesar de sufrir claustrofobia, una de las artes marciales en la que incursiona se desarrolla dentro de una jaula. Es así como el joven cada vez que disputa un encuentro, debe entrar hacia el lugar que alguna vez temió: “Por suerte el estar dentro de una jaula no me genera ningún temor, ya que nunca me pongo a pensar que estoy encerrado en una jaula”, expresó a El Milenio.


Fusión.

El M.M.A. es una buena opción para quien busca aliviar el estrés. Se trata de una mezcla de luchas de thai, kickboxing, y jiu jitsu que insertaron sus filosofías llevando a las Artes Marciales Mixtas como una actividad de equilibrio, autocontrol, capacidad de autodefensa, disciplina y un medio para canalizar la agresividad, desarrollando la mente en todos los aspectos de la vida.

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